El presidente aprovecha la cumbre como escenario clave para reafirmar su agenda exterior y cuestionar la política de Estados Unidos en la región.
En su papel de anfitrión de la IV Cumbre CELAC-UE, el presidente Gustavo Petro emprende una apuesta diplomática de alto perfil para posicionarse en la escena internacional.
Su objetivo, aseguran analistas, es dos veces: consolidar su protagonismo como líder regional y elevar su discurso frente a Estados Unidos, país al que el mandatario ha acusado de adoptar una política de “intervención” contra América Latina.
Un doble papel: anfitrión y contrapeso regional
Petro intensifica su agenda diplomática justo cuando Colombia asume la presidencia pro tempore de la CELAC. En ese marco, aprovechó su gira por Oriente Medio —que incluyó paradas en Arabia Saudí, Egipto y Catar— para reforzar alianzas con el mundo árabe y asiático y diversificar vínculos tradicionales.
Durante la cumbre, el mandatario colombiano aspira a colocar en la mesa temas como la transición energética, la soberanía regional y el multilateralismo, frente a lo que considera una estrategia unilateral de EE. UU. en asuntos de seguridad, comercio y medio ambiente.
Contención y reproche a Estados Unidos
Entre los momentos más destacados se encuentra la crítica directa de Petro al gobierno de Donald Trump por sus operaciones militares en el Caribe, realizadas sin aparente participación ni consentimiento de Colombia. En la cumbre lanzó frases como “no despierten al jaguar”, alertando sobre posibles efectos adversos si Washington continúa con lo que llamó “conductas de poder bárbaro”.
Asimismo, la agenda del encuentro incluye referencias veladas a la necesidad de reducir las políticas de aranceles y sanciones de Estados Unidos hacia América Latina, además de insistir en una reforma al Consejo de Seguridad de la ONU para ampliar la voz de la región.
Tensión, oportunidad y desafíos
La cumbre se presenta en un contexto complejo:
- Colombia recibe al bloque birregional en medio de una crisis diplomática con EE. UU., en la que su política exterior de diversificación enfrenta escepticismo.
- Pese a su rol protagonista, Petro deberá garantizar que la cumbre no quede en solo declaraciones, sino que incluya compromisos concretos de inversión, cooperación y seguimiento.
- El discurso firme frente a EE. UU. puede abrir grietas en alianzas tradicionales, ante un país que depende en buena parte del apoyo estadounidense en materia de seguridad, comercio y narcóticos.
Para Colombia, la cumbre representa una plataforma estratégica para redefinir su posicionamiento global. Para Petro, es la oportunidad de reafirmar que su Gobierno busca alianzas más equitativas, menos dependientes del norte, y con un protagonismo renovado en la diplomacia.
