Expertos advierten que el país debe fortalecer la calidad alimentaria, la sostenibilidad y la equidad para avanzar hacia un sistema alimentario más justo.
En el foro “Nutrición y futuro: ¿cómo se alimenta Colombia?”, organizado por la revista Cambio, expertos en nutrición, metrología y políticas públicas debatieron los desafíos más urgentes para asegurar que los alimentos que llegan a los colombianos sean seguros, nutritivos y producidos de manera responsable.
De acuerdo con datos citados por la superintendente delegada para el control técnico y metrología, Beatriz Helena Sánchez, más de 14,4 millones de colombianos viven en condiciones de inseguridad alimentaria moderada o grave, y alrededor de 7,8 millones no tienen garantizado un acceso estable a alimentos con valor nutricional adecuado.
Para Sánchez, la calidad alimentaria va más allá de lo evidente: implica que los consumidores reciban exactamente lo que dice la etiqueta, que las mediciones sean confiables y que exista transparencia en todo el proceso. Por ello, destacó la labor del Subsistema Nacional de la Calidad, encargado de verificar estándares técnicos en alimentos, incluyendo controles de insumos, inocuidad y etiquetado.
Por su parte, el nutricionista Cristian David Murcia, de la Universidad Nacional, planteó que el país debe ampliar su visión sobre calidad alimentaria: no basta con controlar la trazabilidad, sino que debe considerarse el valor nutricional, la sostenibilidad ambiental y la cultura alimentaria.
Murcia advirtió que el modelo actual suele dejar de lado el impacto ecológico de la producción: es necesario preguntarse desde dónde provienen los alimentos y cuál es su huella sobre el territorio. También subrayó que la seguridad alimentaria no solo es un asunto técnico, sino un derecho humano que debe entenderse en función de las realidades territoriales, especialmente en zonas indígenas o rurales donde los patrones de alimentación tradicionales pueden diferir.
Aunque Colombia cuenta con políticas formales de inocuidad alimentaria desde 2008, los panelistas denunciaron que el debate público ha priorizado la seguridad microbiológica por encima del acceso: “ningún alimento puede ser inseguro, pero tampoco podemos olvidar que muchos colombianos no tienen garantía de acceso suficiente a alimentos nutritivos”, señaló Murcia.
Además, Sánchez indicó que parte del reto está en la cadena de producción: la deficiencia energética, los costos de insumos y la baja eficiencia agroindustrial dificultan que la producción nacional sea competitiva y sostenible.
En cuanto a políticas públicas, los expertos propusieron reforzar la soberanía alimentaria desde lo local. Murcia señaló que muchas estrategias impuestas desde Bogotá no reflejan las tradiciones ni los ecosistemas de cada región, por lo que instó a diseñar políticas que reconozcan la megadiversidad territorial.
Finalmente, ambos resaltaron la educación del consumidor como una herramienta clave: hacer campañas para fortalecer la cultura alimentaria y mejorar la comprensión de etiquetas y empaques, así como garantizar que la información sea clara y confiable.
Este diálogo pone sobre la mesa una visión amplia y urgente: no solo garantizar que los alimentos no dañen la salud, sino asegurar que nutran, respeten el medio ambiente y respeten las culturas locales, en un país con profundas desigualdades alimentarias.
