Esta caída presupuestaria pondría en riesgo programas de desarrollo social, cooperación internacional y lucha antidrogas, y reconfigura los límites de la relación bilateral con Washington.
Colombia se acerca a un escenario crítico en su relación con Estados Unidos: la Comisión de Asignaciones de la Cámara de Representantes propuso una reducción del 50 % en la ayuda no militar para el año fiscal 2026, advirtiendo que parte de los fondos podrían caer si no se cumplen los criterios de cooperación en seguridad y narcotráfico.
Detalles clave del recorte
Según el reporte, el monto destinado al país se reduciría aproximadamente de US$ 410 millones en 2024–2025 a US$ 209 millones para 2026, lo que marcaría la cifra más baja en 25 años para los fondos de cooperación, fuera de los apartados militares.
El recorte está ligado a la evaluación que hace Washington sobre la efectividad del gobierno liderado por Gustavo Petro en materia de seguridad y cumplimiento de compromisos antidrogas.
¿Qué carteras podrían verse más afectadas?
- Los programas de desarrollo rural y sustitución de cultivos ilícitos podrían perder una parte significativa del financiamiento externo.
- Los proyectos de cooperación internacional, derechos humanos y medio ambiente también estarían en la mira, al depender de gran medida de la ayuda económica y técnica estadounidense.
- La vigilancia, inteligencia y coordinación en materia de narcotráfico, aunque podrían quedar protegidas, también enfrentan amenazas por el nuevo marco de condicionamiento.
Contexto y relevancia
La cooperación de EE. UU. con Colombia ha sido históricamente un instrumento clave en la estrategia bilateral de seguridad, desarrollo y apoyo institucional, especialmente desde programas como el Plan Colombia.
El posible recorte coincide con una fase de tensión diplomática entre los dos países, lo que añade presión al Gobierno colombiano para ajustar tanto sus relaciones exteriores como su estrategia de desarrollo interno.
¿Qué sigue?
El proyecto de recorte aún debe pasar por el pleno del Congreso de EE. UU., negociarse con el Senado y contar con el aval final del presidente norteamericano. Mientras tanto, el Gobierno colombiano deberá revisar los programas que dependen del flujo de cooperación y anticipar alternativas de financiación o asociación internacional.
De concretarse esta reducción, el país se enfrentará a un desafío importante en la movilización de recursos nacionales y en la reorientación de la ayuda internacional. Será clave definir una hoja de ruta para proteger los sectores sociales más vulnerables y mantener la capacidad de acción en seguridad y desarrollo.
